martes, 10 de diciembre de 2013

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Hace tiempo me levante de mi maldita caída me levante orgullosa de mi misma y de cada una de mis hazañas en el campo de batalla. Pero ahora, es tan simple y directo que me doy cuenta que todas las lágrimas expulsadas por estos ojos solo han valido como castigo, como una simple atracción del destino que se dedica a manosear mis sentimientos. Si, hoy estoy igual de perdida que ayer, y que antes de ayer, y que de hace meses. Hoy siento que la lucha no ha servido para absolutamente nada, solo para aprender fingir que las palabras dolorosas no te importan aunque cada día se claven un poquito más en tu corazón y se hagan más molestas. Y es que el dolor no se esfuma simplemente ahora es suministrado en estas venas como una droga  pero en dosis más pequeñas. Porque por mucho que sea la fuerte sigo llorando para demostrar no que soy débil si no que llevo siendo fuerte demasiado tiempo. Me puedo hundir pero siempre en el rinconcito de mi habitación, y puedo gritar y tener mala cara pero nunca será exteriorizada. Llámame mentirosa o simplemente cobarde, pero yo no he venido aquí para sentirme tan muerta, ni para no querer despertar cada día, prefiero fingir estar bien, que estarlo y encima demostrarlo.



LLM

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